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Santa Fe 13/05/2019

Pullaro ordenó cambios en el Servicio Penitenciario

El Ministro de Seguridad lo dispuso luego de la espectacular fuga de presos en la autopista, donde todavía permanecían prófugos quienes eran trasladados desde Rosario a Coronda.



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Se produjeron despidos y cambios de roles en la cúpula del Servicio Penitenciario tras la fuga en el kilómetro 3 de la autopista.  Todavía permanecían prófugos algunos de los nueve evadidos.
La decisión la tomó Maximiliano Pullaro, Ministro de Seguridad de la provincia de Santa Fe.
En este sentido, el Secretario de Coordinación de Gabinete del Ministerio, Pablo Coccocioni, reasuma la Dirección General del Servicio Penitenciario junto al subsecretario Juan Martínez Saliba.
El Ministerio informó que las autoridades puestas en función son el director general de la plana mayor, inspector general Jorge Schechtel; el director general del cuerpo penitenciario, alcaide mayor Esteban Schmithalter; el director general de régimen correccional, alcaide mayor Ricardo Giménez; el director general de operaciones, alcaide Gastón Brun; el director general de administración, alcaide Emiliano Derotier; el director de la cárcel de Coronda, alcaide Andrés Luraschi; y su par del penal de Piñero, alcaide, Juan Manuel Sobrevilla.
Expresó Pullaro que el aumento de detenidos en la provincia y el sistema de traslados supera los 4.000 mensuales e “imponen un análisis y medidas respecto a los protocolos de esos traslados, los roles y responsabilidades de la cadena de mandos, el equipamiento utilizado y los esquemas de control”.
En cuanto a la fuga de los internos agentes de la Unidad Regional II, la Tropa de Operaciones Especiales (TOE) y la Policía de Investigaciones (PDI) llevan adelante allanamientos y operativos de inteligencia para encontrarlos. La acción desarrollada en la autopista es sospechada y se especula que los penitenciarios cometieron “impericia o negligencia” y toma fuerza la hipótesis de que los presos no iban esposados al barrote que tiene el habitáculo y al menos uno de ellos llevaba un porro o cigarrillo que encendió y provocó el humo que hizo detener a la chata en la banquina.