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Villa Constitución 15/11/2023

“Casi siempre, la vida te pasa facturas”

Se trata de una de las psicólogas más respetadas de nuestra ciudad. Apasionada por la filosofía, asegura que elige esta profesión cada día de su vida.



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DORCAS BRESSÁN ejerce desde hace más de 30 años en nuestra ciudad la profesión 
nació en Uranga y a los pocos años de edad, su familia decidió probar suerte en Coronel Domínguez, otro pueblo de Santa Fe a pocos kilómetros de su lugar natal. “No había panadería en esa localidad y mis padres la hicieron” recordó con emoción y orgullo. Toda su infancia y, podemos decir que toda su vida, fue “bien de pueblo”, porque la actualidad la encuentra junto a su familia en Álvarez. 
Respetada y valorada en Villa Constitución, invitada al programa “Retrato” (Canal 4, lunes 21.15 horas) describió parte de su historia en diálogo con Marcelo Pellegrini.

¿Cómo es crecer, vivir, aprender, disfrutar, sufrir en dos pueblos de menos de mil habitantes?
“Hoy veo aquella infancia con muchas limitaciones. A mí me gustan las ciudades, el cemento, tal es así que tengo en casa un patio de 40 metros de fondo, pero yo me la paso adentro. Y cuando salgo, me voy a Rosario, por eso te digo que tuve muchas limitaciones”.

¿Disfrutaste de esa vida tan diferente?
“No creo haberla disfrutado… si me acuerdo que jugaba en la vereda, en la tierra y esas cosas, pero no tengo esa versión romántica de aquellos niños que se criaron de esa manera”.
¿Con qué actividades te entretenías o que hacías aquellos años?
“Tenía amigas, por supuesto. En mi casa siempre mi papá nos decía que teníamos que estudiar, porque el conocimiento, nadie nos lo iba a sacar y mi mamá, que no era feminista, afirmaba que de esa manera, no nos iban a dominar los hombres”.

¿Ellos eran personas instruidas?
“No, apenas llegaron a tercer grado, pero era propio de aquel proyecto de país, donde estudiar era una bandera en sí, era oro proyecto de país al actual”.

¿Tenés hermanas?
“Mi hermana Elvira Ruth que vive acá en Villa Constitución y mi hermano David que vive en Álvarez”.

¿Dónde cursaste tus estudios?
“La primaria en Coronel Domínguez y la secundaria en Villa. Fijate lo que te decía antes sobre mis padres y el mandato de tener que estudiar, que como no había secundaria en nuestro pueblo, ellos compran un terreno en Villa para que pudiéramos estudiar. Vine a los doce años y me recibí en la escuela de comercio y luego en Rosario inicié Derecho, pero no me gustó y me fui a psicología, que me encantó”.

¿A qué se debió la decisión de dejar Derecho por Psicología?
“Qué buena pregunta… Me encanta la filosofía y en ese entonces, yo estaba vinculada a la iglesia evangélica, y pensaba cómo ayudar a las personas por fuera de los credos y las creencias. Cuando encuentro la filosofía me di cuenta que era lo que me apasionaba y comencé a estudiar, porque era esta carrera o nada”.

¿Te sigue apasionando?
“Todos los días”.

¿Era lo que esperabas?
“No, porque en la facultad era mucho dogma y yo me había ido de la iglesia porque no quería esas cosas. Resulta que empiezo a estudiar y me encuentro otra vez con eso. Discutía siempre con los docentes desde el respeto, pero un día dije basta y que iba a terminar la carrera y estudiar la psicología desde el lugar que me interesaba y ahí descubro todas las partes de los feminismos”. 

¿Y entonces?
“Me empecé a formar en eso y sostengo en la actualidad que se trata de una gran herramienta para el consultorio, para las infancias, la adolescencia, las mujeres adultas, los jóvenes… sigo eligiendo esta carrera todos los días”. 

¿Cuáles son los motivos por los que el hombre rehúye de la psicología?
“Ellos están estructurados por la cultura, de una manera distinta a la mujer. Los mandatos y las creencias son muy importantes en los hombres y, aunque ahora se están abriendo esos mandatos, antes los hombres tenían que ser fuertes, no podían llorar, las emociones se tenían que guardar, porque siempre se dijo que había que ser hombre a costa de no ser mujer”. 

¿Alejarse de todas las tareas de una mujer, por ejemplo?
“Exactamente, nada de eso tenía que hacer un hombre. Entonces lo emocional queda reducido a las mujeres y a los hombres les toca otra cosa, que no es fácil, que es ser protectores, proveedores y otras cosas que también tienen su costo en la vida”.

¿La vida siempre te pasa factura?
“Casi siempre. Tenemos que saber que las decisiones que tomamos, en algún punto las pagamos. A veces con salud, muchas veces con salud, mejor dicho”.

Es decir, que desde tu mirada, un ser humano no podría ser totalmente feliz
“La verdad es que no. Fueron esas las grandes preguntas de siempre y el mundo va cambiando y, entonces, hoy te hacen creer que sos feliz con el consumo, cambiando el celular, comprándote ropa y esas cosas materiales”.

Y entonces, ¿qué es la felicidad?
“Muy difícil de responder, pero te diría que uno puede ser feliz cuando hace cosas que a uno lo satisfagan, donde podemos preguntarnos acerca de nuestro deseo. Si lo hacemos porque queremos, nos va a satisfacer, pero si lo hacemos porque nos mandan, es otro el sentido. Ese límite, entre el deseo y el mandato, no es fácil de determinar”.