NOTICIAS


NOTICIAS


Villa Constitución 28/09/2023

El crudo relato de un adicto recuperado

Ex adicto, convicto, barra brava y delincuente. Conoció a Dios y pudo salir de ese infierno. Actualmente trabaja en centros de rehabilitación y dicta charlas y talleres de prevención.



  • COMPARTIR

MARIO LARTIGAU (47) es un ejemplo de resiliencia, de superación y de que Dios existe. Una vida llena de sinsabores, amarguras, tristezas, falta de amor, violencia, droga, muertes, cárcel y, sin embargo, en el esplendor de la misma, el protagonista de esta entrevista puede contar que superó todos los inconvenientes, para poder brindarle a la sociedad su testimonio, sapiencia, experiencia y lograr la prevención a las adicciones: “Que son el camino a la delincuencia, la cárcel y la muerte”.
Nacido en Rosario y viviendo actualmente en Acebal, fue invitado por Marcelo Pellegrini a su programa “Retrato”, para que también nuestra ciudad y la región lo conozcan.

Con tus jóvenes 47 años, ¿podemos decir que la mitad de tu vida la pasaste en prisión? 
“Lo que pasa que yo caí preso de muy chiquito y entonces iba a comisarías por ser menor, tenía 12 años y entraba y salía. Cuando cumplí la mayoría de edad, sí fui llevado a una cárcel común”.

¿El motivo por el que llegabas a la cárcel?
“Por robo”.

¿Los motivos?
“Yo a los 4 años fui llevado a un lugar para chicos huérfanos, porque mis padres no podían hacerse cargo de mí por la situación económica que sufrían. Vivíamos en Rosario. Me adopta una familia de Venado Tuerto y a los 10 años, mi mamá biológica me vuelve a buscar para vivir con ella. Con mis padres separados, vamos a La Lata, que es una villa céntrica de Rosario en Virasoro y Paraguay. No sabíamos lo que era y fue aún peor para nosotros”.

¿Conocés gente y amigos que robaban?
“Empecé a los 11 años en la delincuencia y el consumo junto con mis amigos. Robábamos pasacasetes y esas cosas para vender y comprar la droga”.

¿Qué consumías siendo tan chiquito?
“Marihuana y alcohol desde los 11 años. A los 14 años ya utilizaba armas de fuego y a todo eso me llevó la droga. Me echaron de las escuelas por mi mala conducta y yo no quería ir, sólo iba para que me dieran de comer, pero terminé abandonando”.

¿El consumo de droga, cualquiera sea, te lleva a la delincuencia? 
“Totalmente. Primero a la violencia, al robo y luego a la muerte. Los jóvenes, especialmente, deben saber que el comienzo con la marihuana, con el porro que todos creen que es una pavada, te lleva inexorablemente a consumir cocaína en algún momento”.

¿Explicame como es esa situación?
“Casi todos comienzan fumando marihuana a través de un porro, en general. El tema es que después de un tiempo, que puede ser un año o dos, te pega el bajón a través de una crisis de depresión. Esto pasa siempre y entonces, necesitás de la cocaína para levantarte, que es mucho más adictiva”.
¿El porro es camino de muerte?
“Así es, camino de muerte, camino de cárcel y con mucha misericordia de Dios, camino a un centro de rehabilitación. Te aseguro que ninguna adicción se puede pilotear, nadie la puede manejar. El alcohol, la droga y el juego te manejan a vos, siempre, por eso estoy en contra de la legalización de la droga. Hoy los pibes consumen viagra a los 25 años porque también ataca a la sexualidad”.

¿Se puede salir de ese flagelo?
“Antes que nada, se necesita hacer prevención para que los chicos no lleguen a eso. Yo trabajo en eso en los centros de prevención, adentro de las cárceles porque estuve 20 años preso y conozco mucho lo que pasa ahí adentro. Es muy bueno el trabajo que hacen los pabellones cristianos que trabajan en todos los barrios donde no se mete nadie y, la ayuda de Dios, es clave”. 

Imagino que dentro del trabajo de prevención que hacés, hablarás de lo mal que la pasa uno dentro de la cárcel
“Siempre se los digo. Yo estoy con los chicos y los veo vestidos con una gorra linda, un jean normal y alguna mochila y les digo que cuando lleguen a la cárcel, apenas pisen el lugar lo van a lastimar y le van a robar todo lo que lleve consigo. Nadie te cuida y eso es algo que quiero cambiar”. 

¿Cómo saliste de ese infierno?
“Decidí ir un día a un Pabellón Cristiano dentro de la cárcel, pero no tenía claro para qué. Llegué como un perro lastimado, porque recién había salido del coma debido a que me habían baleado y en un sueño Dios me da una palabra: Jeremías 31-33”. 

¿Qué significó eso?
“Me levanto, la busco en la Biblia que nunca la había visto y decía: ‘Este es el pacto que haré con la casa de Israel. Pondré mi ley en su mente, escribiré mi ley en su corazón, yo seré ellos por Dios y ellos me serán por pueblo’. Dios me llamó y yo quedé impactado, porque entendí que ese llamado era para cortar la maldición y que mis hijos y mis nietos no reciban esa misma maldición y que podía ser un canal de bendición para otros”.