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Villa Constitución 14/09/2023

“De chiquita sabía que iba a ser doctora”

Médica clínica. De enorme carisma y excelente trato, especialmente, con los adultos mayores. La historia de una profesional que supo desde temprana edad, cuál era su vocación.



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CELESTE RUBICINI (39) fue elegida por la producción del programa “RETRATO” para ser la protagonista el pasado lunes. La doctora de nuestra ciudad es muy querida por sus pacientes, amigas y vecinos y, su presencia, hizo explotar las redes de nuestros medios (Canal 4, Diario la Ciudad y FM 100), logrando junto al conductor del envío, Marcelo Pellegrini, un programa de los más vistos en la historia del ciclo.

¿Cuánto hace que comenzaste tu carrera en Villa? 
“Yo me gradué en el año 2.008 en la Universidad de Rosario, hice el medicato en Granadero Baigorria y la formación en Clínica Médica en el hospital de nuestra ciudad. Desde entonces, estoy trabajando mayormente en Villa Constitución”.

¿El camino fue duro para llegar a ser reconocida cómo lo sos en la actualidad?
“Fue largo y con algunos tropiezos, porque medicina es duro, ya que requiere en la mayoría de los casos, tener que trabajar doble para terminar los estudios y la especialidad. Tuve que pagar, como todos, el derecho de piso. Cuando comencé hacía tres guardias semanales de 24 horas. Hoy, no lo haría nunca más”.

¿Dicen que hay faltante de médicos clínicos, justamente tu especialidad?
“Es así y yo creo que porque para esta especialidad, se necesita estar totalmente volcado a la profesión, las 24 horas del día. No solamente con el paciente y el consultorio, sino también con el celular permanente. Yo, a partir de la pandemia, tengo dos celulares porque la demanda es muchísima”.

¿A qué se debe esa demanda?
“Es que mi especialidad requiere que vea al paciente hasta tres veces en la misma semana. Hay otras enfermedades que pueden atenderse una o dos veces por año, en clínica eso no se puede hacer”.

Familia Rubicini vivió y vive en calle Acevedo. ¿Allí te criaste?
“Exactamente, toda mi vida la pasé allí, menos cuando estuve estudiando en Rosario. Fui toda la escuela a la Dante Alighieri y tenía muchos amigos en el barrio”.

¿Cuáles eran tus juegos de niña? 
“Fui muy clásica en los juegos. Me gustaban las muñecas Barbie, pero pensá que me crié con dos hermanos varones que no nos llevamos un año y medio entre los tres. A la mamá también jugaba y mucho tiempo lo pasaba en la casa de mi abuela María, ahí hacíamos de todo con ella y amaba estar en ese lugar, que estaba en Dorrego al 2.300. Ella tenía una imaginación increíble para hacer cosas de chicos”.

Los médicos estudian muchísimo. ¿También lo hacías en la escuela?
“Siempre fui buena alumna y en la Dante era abanderada. Igual, yo disfrutaba estudiar en la escuela porque no se puede comparar con la facultad, donde son tremendas las horas de estudio”.
¿Si no hubieses sido médica…?
“Contadora como mi hermano, porque me encantan los números y las matemáticas”.

Viéndote trabajar, parecés extrovertida. ¿Lo sos en la vida cotidiana?
“Soy muy tímida. No tengo el perfil de mi padre Jorge, más bien me parezco a mi madre. Pero es cierto que en mi trabajo tengo un trato especial, especialmente, con los adultos mayores. Amo a los viejos y además, hago lo que deseé desde chica, tengo esa ventaja”. 

¿Nunca dudaste de tu vocación de ser médica?
“Mi mamá me cuenta que desde chiquita hacía esas cosas de doctora, jugaba con eso y se fue dando porque me apasiona lo que hago. Claro que tengo mis días de locura, como todo el mundo, y mis pacientes lo saben, jajajaja… la demanda de la gente es un plus que uno tiene que absorber y tenemos que saber manejarlo”. 

¿Cómo lo superás?
“Lo hablo con ellos y mi cable a tierra es mi familia, mucha actividad física porque me encanta, además de otras cosas que me gustan. No cocino, leo mucho y me fascinan las actividades al aire libre”.