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Villa Constitución 19/07/2023

“Lo que no gasto en pastillas, lo gasto en zapatillas”

Deportista villense, alma mater del club de Pescadores, la pesca y su familia son el bastión en su vida. A pesar de sus tragedias personales, siempre se lo encuentra de buen humor.



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ANTONIO SÁNCHEZ (82) es una figura destacadísima dentro de la pesca de nuestra ciudad y del Club de Pescadores. Numerosas obras, trabajos, proyectos y actividades se dieron en la entidad por iniciativa del “joven” deportista. “Nunca pensé cuando me dediqué a este deporte que iba a llegar tan lejos, con alegría, con gusto y disfrutando cada momento” comenzó diciendo al inicio del programa “RETRATO”. Entrevistado por Marcelo Pellegrini, el ganador de la terna de pesca del premio Atleta, revivió su historia de vida.

¿Cómo se hace para estar tan bien a tu edad?
“No tomo ni una pastilla y yo digo que lo que no gasto en pastilla, lo gasto en zapatilla, porque todos los días camino entre cinco o seis kilómetros, me hace muy bien. No fallo nunca con eso y además, me cuido en las comidas, no fumo, no tomo alcohol, nada de esos vicios”.

¿Ni siquiera tomás una copa de vino?
“Nada. Por ahí, te invitan a cenar y te sirven un poco, pero tomo cerveza, no más de un vaso. Yo tomo agua y cuando vengo de caminar tomo mucho más, el agua es algo que tomo continuamente”.

¿Vas a los médicos a chequear tu salud; te lo pregunto especialmente por tu edad?
“Es una risa porque miran los análisis que me hacen hacer y cuando lo ven, me insultan, jajajajaja, me dicen que me vaya a la p…. y me dicen que ellos, viven a pastillas”.

¿No sos villense?
“Nací en San Nicolás, aunque nosotros éramos de Erézcano. En realidad, siempre fuimos de Villa, pero como mi papá trabajaba en el ferrocarril, íbamos de pueblo en pueblo. Era maquinista y vivíamos allá y para yo nacer, mi mamá fue a San Nicolás porque allá no había nada”.

¿Te criaste en ese pueblo?
“No, anduvimos por todos lados, hasta fuimos a vivir a Alta Gracia donde hice la escuela. Una parte la hice allá y otra en El Colorado, en Villa, porque tenía una madrina que me había traído para acá. Pero no aguanté porque ella era una mujer grande y yo estaba solo, así que apenas pude, me volví con mi familia a Córdoba”.

¿Completaste todos los estudios?
“Terminé la primaria en sexto grado y en ese momento mi papá me dijo que no podía pagarme para seguir estudiando, no tenía plata y entonces a los 14 años, ingresé a barrer en una carpintería en Alta Gracia hasta los 18 y después, siempre trabajé en lo que sea”.

¿Cómo se llamaban tus padres?
“Antonio Sánchez, como yo y mi mamá, María Isabel Argumedo, de Villa Constitución”.

¿Con cuál de ellos tenías mejor relación?
“Siempre con mi mamá, aunque con mi papá éramos amigos realmente, pero mi madre fue especial. Yo hablo de ella y me emociono, porque es como hablar de mis hijos. La locura mía es ver a los niños, que sean felices, que puedan disfrutar; pero con mi mamá teníamos un amor de locura”.

¿Tenés hermanos?
“Acabás de pisar el palito… éramos dos varones y dos mujeres, pero hace un tiempo atrás apareció una hermana más. Mi hermano me llamó de Córdoba y me contó la historia, no lo podía creer. Así que preparó un encuentro en una capilla y fuimos con mi señora que estaba viva y mis hermanas. El sacerdote habló con nosotros afuera y después nos hizo entrar, cuando la vimos, éramos dos gotas de agua, todos iguales”. 

¿Cómo fue tu encuentro con ella en ese momento?
“A mí me parecía que siempre me miraba a mí y empezó a saludar a todos mis hermanos. Cuando llegó mi turno, se paró delante de mí y me preguntó si podía tocarme la espalda. Le dije que sí y me contó que con mi cara, había soñado muchas veces. Yo no lo podía creer y ahora nos llevamos como si toda la vida estuvimos juntos”. 

Se nota que sos muy familiero
“Yo en un momento entré a trabajar a Acindar y ahí pude darme cuenta lo que significa tener plata y que te rinda. Con el sueldo de la fábrica, donde me jubilé, me hice la casa, compré mi auto y conocí a mi mujer, Eva Inés que fue mi compañera. Me casé con ella y hace 13 años que falleció. Tuvimos dos hijos y uno de ellos, Abel, murió a los 26 años, muy joven y creo que ella no pudo soportarlo. Era muy compañero mío de pesca mi hijo y me quedó mi hija María Inés que es todo mi sostén, mi bastón”.