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Villa Constitución 03/08/2022

“Amo las Jornadas de la Juventud y el deporte”

Su tarea es vital para el desarrollo de la actividad que nuclea a los estudiantes de las escuelas regionales. Llegó hace dos décadas a Villa, para ganarse el cariño y la admiración de quienes la conocen.



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VERÓNICA MARÍN (41) es “la profe Vero” para todos. Para quienes trabajan con ella en la Dirección de Deporte del municipio, como también para quienes participan de las Jornadas de la Juventud, los que juegan al paddle, toman mates, asisten a sus actividades, etc. No puede estar “quieta”, se encuentra llena de proyectos que lleva adelante con una calidez, tranquilidad, capacidad y pasión dignas de admirar. 
“La profe Vero” estuvo en “RETRATO, en vivo” (21.15 por Canal 4) para contar parte de su vida, de la cual se llevan una parte fundamental sus hijos Bruno y Nahiara. Entrevistada por Marcelo Pellegrini, dejó estas respuestas interesantes… 

¿Naciste en un lugar, creciste en otro y llegaste a Villa?
“Así es. Nací en San Nicolás pero soy de Sánchez, un pueblito que queda entre San Nicolás y Villa Ramallo, que fue donde mis padres decidieron mudarse cuando con mis hermanos teníamos que ir a la escuela secundaria. En aquellos años, en el pueblo no había escuelas y ahora sí”.

¿Querés hablarme de tus padres?
“Mi papá Julián era de Villa Eloísa, Santa Fe y falleció hace tres años, con edad de 68. Sucedió en un accidente de tránsito. Iba con mi mamá a ver a mi hermano que vive en Bahía Blanca, manejaba él sin el cinturón de seguridad y no pudo zafar. Estuvo unos días internado, pero lamentablemente, murió porque se había golpeado bastante. Y mi mamá se llama Adriana Naya, que es nacida en Sánchez y vive en Ramallo con mi hermano menor”.

¿Tuviste estudios repartidos, entonces?
“La escuela primaria en Sánchez, la secundaria en Ramallo y después en Villa Constitución. Fui una alumna aplicada, no era excelente, pero no me costaba y siempre me fue bien”.

Tengo el preconcepto que las profes de Educación Física no jugaban a las muñecas, ni a las pinturitas, ni esos juegos tradicionales de nenas…
“Es un poco así… yo era traviesa, me gustaba subirme a los árboles, treparme, correr y esas cosas; aunque debo decir que me compraban muñecas, pero yo no le daba tanta bolilla”.

¿Cómo se llaman tus hermanos?
“Ariel es el más grande, después sigo yo, mi hermana Rocío y Walter. No tengo familiares Marín ni en San Nicolás, ni en Ramallo ni en Villa”.

¿A Villa de qué manera llegaste?
“Yo quería ser profe de Educación Física. Participaba en los torneos bonaerenses y además tenía un referente muy fuerte que fue y es Germán Pasero. Entonces se lo comento a mis padres y con mi mamá nos vinimos en el TIRSA a Villa para ver cómo era todo, el recorrido, la ciudad y el lugar. Además, fuimos a ver una pensión, que es donde me quedé”.
¿Una pensión de estudiantes en la ciudad?
“Estaba arriba del gremio de AMSAFE, en Moreno y Lisandro de la Torre y la compartíamos estudiantes de todos los pueblos y hasta de San Pedro. Fue una experiencia bárbara a pesar que al comienzo lloré mucho porque extrañaba a mi familia. Vine con una amiga y llegábamos los lunes a la mañana y los viernes a la noche nos íbamos”.

Sos una de las protagonistas principales para que las Jornadas de la Juventud se lleven adelante en la ciudad. ¿Amás esa actividad?
“No tengo palabra para describirlas. Comencé a trabajar en el municipio por ellas y me enamoré al instante. Es algo muy loco, muy grande y no existe en otros lugares del país. Es la fiesta de los chicos y ellos allí logran muchas cosas; se hacen amigos nuevos, participan, se comprometen, se ponen en juego valores, es fantástico y debemos cuidarlo. Las relaciones humanas que se construyen son inolvidables”.

Dentro de todo lo que significa su armado. ¿Hay algo que te hace perder la paciencia?
“Que me mientan, especialmente. Yo tengo un carácter bastante fuerte y me hace perder la paciencia la mentira, como así también tener que repetir mil veces las cosas para que las hagan”. 

Volviendo a tu vida personal. ¿Existe algo de lo que te arrepentís? 
“No haberme emborrachado nunca en la vida, ni una sola vez. Mis amigas no lo entienden y las personas que conozco y lo saben, no lo creen y me preguntan si en mi adolescencia no lo hice y, la verdad, es que no. De eso me arrepiento, aunque se trate de algo insignificante”.

Cuándo no trabajás, ¿cómo transitás tu día a día?
“Juego mucho a paddle, lo descubrí de grande y me atrapó, al punto que juego torneos, cuando yo no estaba muy a favor de las competencias. Lo practico tres veces por semana y los torneos los fines de semana. No tengo mucha vida nocturna, soy bastante casera, no sé cocinar mucho, aunque me defiendo. El deporte es salud, amistad, genera y soluciona un montón de cosas”.