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Villa Constitución
“Soy un agradecido a la vida por poder hacer lo que amo”
Médico pediatra. Casi medio siglo en la profesión. Sus pacientes lo adoran y atendió a tres generaciones en toda nuestra región.
OMAR MAGGIONI (70) nació en la provincia de Mendoza, pero es un empalmense más. Es que hace casi 50 años que tras conocer al Dr. Manuel Araujo, decidió dejar Rosario, lugar de estudio, para mudarse a Empalme y comenzar a desandar su vida profesional y privada.
“No puedo olvidar de mi terruño, donde nací y donde vivieron mis padres; pero puedo decir que Empalme es mi verdadero lugar en el mundo”, sentenció el médico.
¿En qué año te recibiste?
“En el año 1977 e inmediatamente empecé a trabajar en el Hospital de Niños Víctor J. Vilela y ahí conocí al Dr. Araujo, que fue quien me trajo a Empalme”.
Antes de eso, tu infancia y adolescencia en Mendoza
“Soy de San Rafael, específicamente de un distrito que se llama Rama Caída, lugar conocido por la sidra. Soy el más grande cuatro hermanos, dos varones y dos mujeres. Se llaman Osvaldo, Eliana y Celia”.
¿Tus padres?
“Mi papá era agricultor y mi mamá ama de casa. Mi papá era hijo de italiano y mi mamá de sirio-libanés”.
¿Eran de clase media o tuvieron necesidades?
“Nunca nos faltó la comida en la mesa, pero la verdad es que el bienestar y el confort no lo teníamos porque el trabajo rural era muy inestable. Teníamos una cosecha por año y, cuando el tiempo no nos acompañaba, se perdía todo hasta el próximo año. Ahí, había que buscar hacer changas para poder sobrevivir”.
El campo donde viviste y te criaste, ¿les pertenecía?
“Había sido heredado de parte de los padres de mi mamá. Era una parcela chica, de 10 hectáreas que se cultivaba vid, olivo y otras cosas”.
¿Cómo nacen tus ganas de estudiar, dejar el campo y Mendoza?
“Fue todo obra de mi papá. A él no le gustaba ese trabajo y no lo quería para sus hijos. Entonces nos rajó a todos para que nos vayamos a estudiar. Yo me fui muy chico a Rosario, a los 17 años. Fue duro porque me fui a mil kilómetros de distancia hace cinco décadas atrás”.
¿Cómo llegaste a Rosario?
“Un vecino del campo, tenía su hijo estudiando abogacía en Rosario y fue quien nos hizo todos los contactos para venir a una pensión de una iglesia católica. Pagaba, comía, dormía e iba a la facultad. Mi papá quiso ser médico y nunca pudo y yo, supongo que mis ganas vienen de ahí, además de tener a una de mis hermanas bastante enferma”.
¿En la pensión conviviste con chicos de Villa Constitución?
“Estuvimos ahí con los mellizos Juan Carlos y Jorge Serra, Jorge Lascialandare y Omar Costantino y, de hecho, antes de venir a instalarme a Empalme, con Jorge vine muchas veces a Villa y me quedé en su casa”.
Gracias al Dr. Araujo viniste a Empalme
“Yo había terminado Medicina y empecé en el Vilela pediatría. Araujo iba todos los viernes. Tenía unos 48 años más o menos y estaba pasado de trabajo. Ya tenía la clínica y andaba buscando alguien de esa especialidad para que viniera y me ofreció venir y acepté”.
¿En qué año te mudaste?
“Septiembre de 1978 al barrio YPF, alquilando una casa hasta que hicimos la nuestra”.
Después de todo lo vivido, ¿te queda algo pendiente?
“Me gustaría poder estar mucho más cerca en el plano familiar, porque trabajé y trabajo mucho y he estado ausente en algunos casos y también me gustaría viajar, conocer lugares y disfrutar de esas cosas que me gustan mucho. Y mientras, seguiré trabajando hasta que el cuerpo me responda o hasta que empiece a decir o escribir pavadas. Mientras las neuronas funcionen, voy a continuar”.