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Villa Constitución 07/03/2024

“Soy un luchador que arrancó de abajo y pudo cumplir sus sueños”

“Caio” nació y creció en San Nicolás. A los 20 años eligió vivir en Villa Constitución. El comerciante adquirió primero Lubricantes Dorrego, y así empezó su historia en nuestra ciudad. Hoy es uno de los titulares de Casa Oliva.



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En la edición de esta semana compartimos con nuestros lectores la entrevista con Juan Carlos Gili, más conocido como “Caio”. Un comerciante que nació en San Nicolás, pero que podemos decir que es villense por adopción. A los 20 años decidió mudarse a nuestra ciudad junto a su pareja. Allí comenzó un proceso de emprendimientos comprando Lubricantes Dorrego, y transitando un largo camino que lo ubica hoy como uno de los titulares de Casa Oliva (el restó bar que hace poco inauguró en la tradicional esquina de San Martín y Eva Perón). “Desde la primera vez que vine a Villa me di cuenta que acá hay valores, y lo sigo viendo al día de hoy. Por eso me gusta”, sostuvo. Al ser consultado sobre cómo se define, expresó: “Caio es un comerciante, luchador, que arrancó de abajo y poco a poco y con esfuerzo ha ido cumpliendo sus sueños”. 

¿Dónde naciste?
Nací en San Nicolás en 1980. Ahí viví prácticamente 20 años, cuando empecé a visitar Villa Constitución por trabajo y en un momento se me dio la oportunidad de comprar un comercio (Lubricantes Dorrego). Me gustó la ciudad para formar una familia, con mi esposa decidimos que queríamos vivir en Villa y así arrancamos. En el año 2003 nos mudamos y sigo hasta hoy siempre con el comercio, el trabajo y amigos. 

¿Cómo está compuesta tu familia?
Mi padre Juan Carlos, comerciante y mi madre Herminia, docente. Además de tres hermanos. Milca que vive en Buenos Aires, Robertino y Tomás que viven en San Nicolás. Yo soy el mayor de los cuatro. Mi esposa Mariana, mi hija mayor Catalina (14) y la más pequeña Felicitas (10). 

¿Qué es lo que más te gusta de Villa Constitución?
Su gente. Siempre me impactó eso. Es gente sencilla y humilde, no hay diferencia. Las primeras veces que venía veía que el dueño de la empresa comía con el empleado. Y ahí dije, acá hay otros valores, lo sigo viendo y por eso me gusta Villa. 
  
Una gran trayectoria la de Lubricantes Dorrego ¿no?
Sí. Ese negocio ya existía, en este marzo hace 20 años que lo compré y no me arrepiento para nada. Los chicos que trabajan conmigo son como una familia. Además fue el puntapié para arrancar con el comercio que es lo que me gusta y a lo que me dedico. 

¿Cómo llega la incursión en el rubro gastronómico?
Siempre fui inquieto, en un momento hacía cerveza. Alquilé un local y empecé a incursionar en la gastronomía. Hasta que después salió la idea con unos amigos de poner Cervesia que aún sigue. Y eso dio el puntapié para después arrancar con Casa Oliva. 

¿Cómo te sentís con este nuevo comercio?
Muy contento. Conocí unos nuevos amigos – socios, con los que pudimos hacer la obra y terminarla. La gente está acompañando muchísimo y estamos muy contentos porque le dimos otra cara a esa esquina que estaba medio triste. Además de poder dar trabajo, a mi me gusta trabajar y que haya trabajo. Soy feliz de esa manera. 

¿Algún sueño pendiente?
Sueño con que mis hijas sean felices. En un futuro conocer a mis nietos. Después lo otro lo he cumplido todo, soy una persona feliz y me siento querido.